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domingo, 11 de noviembre de 2012

Severn Susuki: sentido común y sensatez




Una niña canadiense y tres amigas más de tan sólo 12 años consiguieron lo que la mayoría de nosotros no somos capaces de cumplir en toda nuestra vida, acudieron a las Naciones Unidas para asistir a la cumbre del Medio Ambiente y Desarrollo con la intención de cambiar la mentalidad de los máximos mandatarios de los políticos internacionales.

Severn Suzuki, en su discurso grandilocuente, comienza hablando del gran esfuerzo que han hecho ella y sus compañeras para poder estar allí. Tuvieron que recaudar mucho dinero y recorrer muchas millas, algo increíble para la edad que tienen.

Habla del futuro de nuestra generación, del futuro de los hijos de los allí presentes, del porvenir de este planeta, este tema tan importante, según ella, más incluso que ganar unas elecciones o perder algunos puntos en la bolsa de valores.
Ella no pide ayuda, pues "nada se puede hacer ya, no hay soluciones", "no se pueden resucitar a las especies extintas, no es posible salvar a los salmones de las aguas contaminadas, ustedes no pueden recuperar los bosques que un día existieron".
Sin duda estas declaraciones son tajantes pero tan sólo serán una primicia de lo que está por venir.
Sin ningún miedo esta chica habla de tú a tú a los políticos recriminándoles las desigualdades existentes en el mundo, alegando que tienen solución, si por ejemplo, gran parte del dinero destinado al armamento fuese al tercer mundo.
Continuando con el discurso Severn lanzó una flecha envenenada. Hizo mención a la educación que ella recibió, argumentando que a pesar de cumplir todas las normas y pautas que le enseñaron los adultos, ella veía que estos no hacían lo propio.
Para Severn los niños no están en la lista de prioridad de los máximos mandatarios, a su generación le tocará vivir en un mundo que estos no supieron cuidar y respetar, con todas las consecuencias negativas que esto acarrea.
Esta niña canadiense parafrasea a su padre "Eres lo que haces, no lo que dices..." y por último concluye diciendo que "...lo que hacéis vosotros, me hace llorar por las noches" y pide por tanto que las acciones de los receptores de este gran discurso queden de una vez por todas, reflejadas en sus palabras.


Juzguen ustedes mismos viendo el vídeo.

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